viernes, 18 de noviembre de 2011

Francia 2011 - Sábado

Cuando el despertador sonó a las 8h de la mañana tan sólo hacía 4 horitas que nos acabábamos de acostar. 

El día anterior habíamos ido a una sesión de Phenomena. ¿Que qué? ¿Phenomena? ¿Y ezo qué é lo que é? Me preguntaréis. Y si no me lo preguntáis, da igual, me lo pregunto y me lo respondo yo misma. Yo me lo guiso, yo me lo como.

Pues Phenomena se trata de una iniciativa creada por un chico de Barcelona, en la que se vuelven a proyectar en pantalla grande (más concretamente en el cine Urgell) los clásicos de los 70, 80 y 90, como Regreso al Futuro, E.T., El Resplandor o Cazafantasmas. Sí, es muy friki, pero mola mucho!

Así que, ese viernes tocaba doble sesión con Jurassic Park y Terminator 2. Cabe decir que, aunque me dormí a mitad de la peli de Arnold Schwarzñeglskdñlfas, me gustó bastante poder verla en el cine y con las reacciones de todos los asistentes. 

Total, que entre que llegamos a casa y nos acostamos, serían las 3h de la madrugada. Dormimos muy poquito, pero a las 8h ya estábamos en pie. Nos despejamos, desayunamos tostadas con mantequilla y mermelada con tropezones, y jugamos al tetris con el equipaje y el coche. Sí. Porque en vez de irnos 5 días, parecía que nos fuésemos 5 semanas: Una maleta pequeña, una bolsa de deporte, tres bolsos grandes para trastos varios, comida, la tienda de campaña, los colchones, las mochilas de las cámaras... Nos costó pero al final lo pudimos meter todo, repartido entre el maletero y los asientos de atrás. 

Salimos a las 10h de casa. 4 horas de viaje por autopista, sin parar nada más que una vez en una área de servicio para ir a cambiar el agua al canario y, como no, degustar uno de esos maravillosos líquidos marronzuelos y ardientes como la lava volcánica a los que llaman café.

Unos pocos quilómetros antes de llegar a la frontera, empezó a aumentar la densidad del tráfico, así que estuvimos como una media hora sin avanzar casi nada. Por suerte pasamos sin problemas, así que los dos y el fiambre que llevábamos en el maletero respiramos tranquilos.  


Luego configuramos nuestro GPS para que nos llevara a nuestro destino. Había 4 voces distintas, pero escogimos la de la señorita María, puesto que era la más agradable que encontramos. Pero lo que no sabíamos es que María nos metería en algún que otro lío durante todo el viaje.

Una vez pasada la frontera, continuamos y pasamos por Perpignan, Narbonne y Montpellier. Pensaba que el trayecto se me iba a hacer muy largo y cansado pero se me hizo más ameno al tenerle a él al lado :), y por la banda sonora que nos acompañó durante esas 4 horas. Durante el primer tramo escuchamos a Queen y luego a Europe. Sí. Porque no hay nada como disfrutar de Bohemian Rhapsody o The Final Countdown con el volumen a toda hostia y cantando como si no hubiera mañana. De hecho, hay un vídeo que lo corrobora, pero no pienso colgarlo. Que no, no insistáis. 

Nuestro primer destino fue Nîmes. Es una ciudad que está a unos 50 Km al sur oeste de Avignon, y es famosa por sus restos romanos bastante bien conservados.

Llegamos allí sobre las 2 y pico de la tarde. Encontramos aparcamiento en el centro y fuimos en busca de algun sitio para comer. De camino nos cruzamos con el Anfiteatro de Nîmes. Muy grande, muy bonito, blablabla. ¿Dónde leches hay un puñetero restaurante? Fuimos calle arriba, calle abajo, encontramos un par de restaurantes y algún bar de platos combinados, pero no nos convencía ninguno... Queríamos aprovechar la tarde, ya que teníamos que visitar bastantes cosas, así que para no perder tiempo decidimos comer a lo guarro: un frankfurt y una Coca Cola en una plaza. 

Cuando terminamos, hicimos un par de fotos a la iglesia de Sainte Perpétue, ya que estaba allí al lado.


Iglesia de Sainte Perpétue


Dimos media vuelta y, ésta vez sí, con el estómago ya lleno, nos dirigimos hacia el anfiteatro, o Arènes de Nîmes. De hecho cuando fuimos estaba en remodelación, pero por lo visto allí se celebran corridas de toros, así como conciertos, etc.

La verdad es que siempre me han gustado los restos romanos, y aunque sólo había visto el anfiteatro de Tarragona, éste lo encontré bastante bien conservado.


Arènes de Nîmes


Rodeamos el anfiteatro y seguimos subiendo por boulevard Victor Hugo, una de las calles principales de la ciudad. Sí. Un sábado. A las 4 de la tarde. A 30º. Horrible, lo sé. Pero estaba disfrutando mis primeras vacaciones con ÉL, visitando Nîmes y viendo pedruscos de estos romanos. ¡Que le den al calor sofocante y al pestuzo sobaquil!

Unas manzanas más arriba, nos encontramos con la Maison Carreé, un templo romano construido por el señor Augusto, y convertido actualmente en museo de las artes antiguas.

Después de despotricar como nunca porque los franceses no nos dejaban hacer fotos del templo sin que salieran ellos chupando cámara, finalmente conseguimos hacer un par o tres de aceptables.


Maison Carreé


Seguimos subiendo algunas manzanas más hasta encontrarnos con un río con un paseo muy mono con árboles grandes y espesos a ambos lados. Oh, sí. ¡Qué descanso! Después de tanto rato andando bajo el sol y sudando como cerdos, encontrar eso fue como encontrar un oasis en medio del desierto. 




Caminamos por el paseo unos 10 minutos hasta dar con los Jardins de la Fontaine, unos jardines muy bonitos llenos también de construcciones romanas, como por ejemplo la Tour Magne. Esta torre mide unos 32 metros de altura y es visible desde cualquier parte de Nîmes




¿Veis ese pedrusco a la parte superior derecha que sobresale de entre los árboles? Sí, allí, arriba del todo. Lo primero que dije fue:
No pienso subir allí
Lo que me contestaron:
¡Y tanto que sí!
Yo contraataqué con un: 
Que no.
Y me remataron con:
Que sí.
Al final tuve que subir los 13548463 metros para llegar hasta la cima. Que vale, que sí, que después de haber alcanzado mi mayor reto que era subir el Turó de l'Home, eso no era nada. Pero estaba muerta de calor, de cansancio, de sed, y me dolían las piernas y la espalda. 

Al final llegamos, yo con media lengua fuera y los pulmones desparramados por ahí, pero lo conseguí. Recuerdo que me estuve un buen rato peleando con la cámara. Yo le quería hacer una foto a él, pero como estábamos rodeados de árboles y la torre que se veía a lo lejos estaba en pleno sol, la foto no quedaba bien del todo. 

Aquí la tenéis enterita:

Tour Magne



Eran las 6 y empezaba a hacerse tarde, así que decidimos volver para coger el coche e irnos hasta nuestro segundo destino: Avignon.

Bueno, de hecho no era Avignon capital, sino las afueras. Antes de irnos habíamos visto en Google Maps que por aquella zona había cantidad de campings, así que configuramos nuestro GPS, de ahora en adelante, María, para que nos avisara de los campings próximos.
Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu
Esta era la manera en la que nos avisaría cuando estuviésemos cerca de un camping. El mugido de una vaca. Nos empezamos a reír a carcajadas pensando en que cuando llegáramos a la zona, eso empezaría a sonar como un corral, con tanta vaca. 


Pero no.

Cada vez estábamos más cerca de Avignon y no sonaba nada. Atravesamos la ciudad y nada. Salimos de ella, seguimos hacia el norte, y nada. Como veíamos que eso no mugía y que nos estábamos alejando demasiado de la ciudad, decidimos dar media vuelta. Al llegar de nuevo a la ciudad, paramos en una calle a comprobar a María. Entonces buscamos manualmente los campings más cercanos. Y entonces sí, encontró algo. A 300 km. COMO QUÉ???? Sí, 300 km.

Lo buscamos de todas las maneras posibles, pero los únicos campings que encontraba estaban a tomar por culo muy lejos.  Yo me estaba empezando a desesperar. Esa zona estaba plagada por lo que vimos en Google Maps, así que decidimos coger el coche de nuevo y volver a intentarlo. Volvimos a ir hacia el sur, salimos de la ciudad y nada. Media vuelta. Hacia el norte, esta vez no cogimos la autopista, sino la carretera. Tampoco nada. Media vuelta y hacia la ciudad, otra vez.

Eran cerca de las 8 de la tarde, estaba anocheciendo y yo estaba subiéndome por las paredes.
Tranquila, si no encontramos ningún camping, siempre nos podemos quedar a dormir en el coche, muahahaha!!!
Se partía. A mi no me hacía puñetera gracia.

Paramos a las afueras de Avignon, donde había un centro comercial con un Carrefour y un McDonald's. Decidimos llamar a unos amigos, y pedirles que nos buscaran un par de campings cerca de la zona y sus direcciones.

Eran casi las 9, y entonces fue cuando nos llamaron. Habían encontrado dos campings, y uno estaba muy cerca de allí, a menos de dos quilómetros. Introdujimos la dirección en María y nos condujo hacia la entrada de la ciudad, por donde habíamos llegado y fue entonces cuando vimos un cartel con el símbolo de camping que señalaba hacia el norte. Y ninguno de los dos lo habíamos visto antes. Genial, María. ¡Buen trabajo! #ModoIrónicoOFF


Rodeamos la muralla de la ciudad hacia el norte, cruzamos un puente que atraviesa el Roine y llegamos a la isla de Barthelasse. Allí nos encontramos con el camping Bagatelle. Por suerte había parcelas disponibles, así que nos asignaron una y nos dieron un mapa para poder encontrarla. Estaba cerca de la entrada y también de los baños, indispensable cuando vas de camping.


#ModoParanoiaON


Porque no hay peor sensación que la de estar meándose en medio de la noche y tener que salir de la tienda con tu pijamita de ositos, con los calcetines por encima de los pantalones, con el rollo de papel de water en una mano y con la linterna en la otra (en caso de no tener linterna, se puede usar el móvil). 


Si tienes los baños lejos, tienes que patearte todo el recorrido, a oscuras, tú solo. De día aún, pero de noche tienes la orientación atrofiada, al menos yo. Empiezas a andar por los caminitos que conforman la distribución del camping. Llegas a un cruce. ¿Era para la derecha o para la izquierda? Está tan oscuro que no ves una mierda, y esas farolas parpadeantes situadas cada 9837 metros no es que sirvan de mucha ayuda. Sigues andando, con el inquietante e irritante sonido de los grillos de fondo. Ric. Ric. Ric. Parece que se estén cachondeando de ti. 


Los únicos pasos que se oyen en todo el camping son los tuyos. Crack, crack, crack. MIERDA!! Una piedrecita se te ha colado por dentro de la chancla, no sabes como. Continúas andando. De repente, el sonido de algo parecido a un helicóptero pasa zumbando al lado de tu oreja. Te estás acojonando por momentos así que empiezas a andar más rápido. Los grillos siguen descojonándose de ti. Ric. Ric Ric. Te giras para comprobar que nade te sigue y cuando vuelves la cabeza, algo de unos 5 cm se choca con tu cara. Sientes su aleteo nervioso, e intentas apartarlo con la mano. Un escalofrío te recorre todo el cuerpo. Echas a correr. De pronto, ves unas luces a lo lejos y decides dirigirte hacia ellas.


A medida que te vas acercando, compruebas que esas luces provienen de los baños. Sonríes aliviado y te paras. Resoplando sigues andando hacia la puerta de los baños de señoras, pero justo en ese momento notas una presencia. Como acto reflejo, miras por el rabillo del ojo y, efectivamente distingues dos sombras en la oscuridad. Gritas a la vez que pegas un salto hacia atrás como una nena, entonces los espectros levantan la vista y con voz alegre y risueña te dicen: 
Bonne nuit!!!! 
Y continúan jugando al UNO.


La madre que los parió. ¿Qué clase de gente rara se dedica a jugar al UNO a las 2 de la madrugada? Frikis, seguro.


#ModoParanoiaOFF


Pero por suerte, si te toca una parcela cerca de los baños, todo esto no pasa.


Serían las 9 y pico, era de noche y tuvimos que montar la Quechua a oscuras, con ayuda de una lámpara de LEDs a la cual se le estaba acabando la batería, así que teníamos que darnos prisa. Aún así, por no haber montado nunca una tienda de estas, creo que se nos dio bastante bien o, al menos, bastante mejor que a algunos zoquetes de ciertos vídeos de YouTube.


En una hora la teníamos montada, con las piquetas puestas, y el chiringuito con la mesa y las sillas preparado. Ya sólo nos quedaba ir a hinchar los colchones, y como iban con electricidad, tuvimos que cargarlos hasta los baños, enchufarlos, hincharlos, y luego cargarlos de vuelta a la tienda. Un follón.


Luego nos fuimos a duchar. Después de todo el día andando bajo el sol, estábamos cansados y hechos unos zorros, así que esa duchita nos sentó de maravilla. Y a la polilla que colgaba del techo medio muerta también pareció gustarle.


Luego preparamos la cena: abrimos una lata de tomate entero, una de aceitunas, atún, anchoas, un chorrito de aceite por encima y, voilá! Un moje! También abrimos un paquete de embutido, y lo acompañamos todo con un par de cervezas.


Sería cerca de la 1 de la madrugada cuando decidimos irnos a dormir. Mañana nos teníamos que levantar pronto, ya que nos esperaba otro día de ajetreo: visitar Avignon por la mañana, y luego coger el coche otra vez para continuar nuestra ruta.

1 comentario:

  1. Un buen viaje, amigos (uno especial por lo que se ve) buena musica, cosas chulas que ver (desde pelis a Nines, que debe se ser un abonita ciudad) y ese camping medio cutrecillo. Te pasaste un buen verano y ya echaba de menos que terminaras de contarnos la historia.

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