miércoles, 16 de febrero de 2011

London, here I go again!

Pues sí.

No hacía ni un año que había ido por primera vez a Londres y ya volvía a ir. De hecho AQUÍ tenéis la entrada que publiqué explicando la crónica del viaje. Por cierto, me acabo de dar cuenta que sólo escribí acerca del primer día, o sea que todavía me falta todo lo demás... Pero a estas alturas, ¿qué más da? xD

Total, la idea de volver fue porque una amiga mía está viviendo allí y nos invitó a mí ya otra amiga a pasar unos días.

Salimos del Aeropuerto de El Prat el viernes 21 de enero y volvimos el domingo 23. Nos tocó salir de la Terminal 2, la más antigua. Se ve que en esta terminal sólo se han quedado las compañías chungas de bajo coste. Y la verdad es que se notaba una barbaridad: estaba vacía, casi no había nadie por los pasillos y las tiendas estaban todas cerradas. Nos tocó recorrer toda la terminal de una punta a la otra nosotras dos solas. Estaba desértica. Parecía una peli de terror. No me hubiera extrañado que en cualquier momento hubiera aparecido un zombie por allí en medio.

Llegamos a la sala de espera una hora antes que se abrieran las puertas para embarcar. Supongo que para hacer más entretenida la espera había un par o tres de personas haciendo encuestas. A mí me tocó un hombre que me preguntó sobre el estado del aeropuerto, y una de las primeras preguntas que me hizo fue:
¿Qué le han parecido las tiendas?
Esta es una aproximación de la cara que se me quedó después de oír esa estúpida pregunta:


Al contrario que la primera vez, esta vez nos tocó volar con EasyJet, en vez de Ryanair. Todavía no habíamos ni despegado que mi amiga ya estaba con el cuello inhumanamente dislocado y durmiendo como un tronco. Justo en medio vuelo hubo turbulencias. Está bien un poco de emoción, ¡pero tampoco hay que pasarse! Me pasé los dos minutos que duraron los temblores agarrada a los reposabrazos de los asientos como si no hubiera mañana.

Por suerte, el piloto tuvo la amabilidad de decirnos que acabábamos de atravesar una zona de turbulencias, pero que just relax. Ah, vale, ¡gracias! ¡Si no llega a ser por tu aviso, ni me habría dado cuenta! Pero la próxima vez avisa antes, porque estuve a punto de sufrir una combustión espontánea allí en medio y liarla bien parda.

Aterrizamos a las 15h en el Aeropuerto de Gatwick. Recuerdo que después de caminar kilómetros y kilómetros a través de los pasillos del aeropuerto, teníamos la esperanza de que llegaríamos directamente a Londres sin tener que coger el Gatwick Express. Pero no. Tuvimos que coger una lanzadera hasta la terminal norte, y después el tren hasta el centro.

Llegamos a Victoria sobre las 16h, donde nuestra amiga nos esperaba, y luego cogimos el metro hasta su barrio, Hornsey, al norte de la ciudad y a unos 20 minutos del centro. Dimos una vuelta por el barrio y luego volvimos al centro, a ver Picadilly Circus y Trafalgar Square.



Típica foto guiri, en Picadilly Circus.


Para cenar fuimos a China Town. Nos gustó tanto la última vez que fuimos, que decidimos volver. La comida que te sirven no tiene nada que ver con los restaurantes chinos rollo "La Muralla Feliz" que corren por aquí. Nada de pollo con almendras, cerdo agridulce, ternera con bambú y pan de gambas rancio.




Delante del restaurante donde cenamos, con los típicos patos colgados de los huevos, que luego nos comimos. Entrañable.


Después de cenar, estábamos tan cansadas que en vez de salir a tomar una copa, nos fuimos a dormir, como las abuelitas. Además, al día siguiente nos teníamos que levantar temprano porque otra amiga se había ofrecido a llevarnos en coche a las afueras de Londres. Ella vive en Richmond y nos teníamos que encontrar allí. Richmond está en la otra punta de la ciudad, y teníamos una hora de trayecto en metro.



A la mañana siguiente a las 7 ya estábamos en pie. Mi amiga tuvo el gusto de conocer uno de los otros inquilinos de la casa, una pequeña cucaracha que pulullaba por el lavabo de 1m² que teníamos al lado de la habitación. Cuando fui yo, toda ilusionada para conocerla, ya no estaba. Senté el culo en la taza intentando no imaginarme por dónde estaría pululando en ese momento.

Bajamos a la cocina a hacernos el desayuno (un bocadillo de Bimbo con jamón dulce y queso y un capuccino de sobre), y a las 9h salimos de casa camino del metro. A las 10h estábamos frente a la estación de tren de Richmond esperando a que la amiga nos viniera a recoger en coche. Justo en ese momento comenzó a llover. ¡Perfecto!

Decidimos ir hasta Windsor. En tres cuartos de hora llegamos, aparcamos el coche en uno de los muchos parkings que había (no muy baratos, por cierto) y salimos a recorrer todo el perímetro del castillo. En aquel intervalo de tiempo apareció el sol y se nubló para volver a llover unas dos o tres veces. Sí, el tiempo de Londres está como una p*** cabra.

Antes, sin embargo, entramos a una cafetería a tomar un café de verdad, ya que todas llevábamos una cara de zombies que no nos la aguantábamos. Después fuimos hacia el centro comercial. Me recordó mucho a La Roca Village. Lleno de tiendas de marca y bastante osea, todo dispuesto de manera como si fuera un pequeño pueblo. ¡Muy chulo!




Castillo de Windsor.


Hacia las 14h fuimos a comer y luego cogimos el coche para volver. La amiga nos volvió a dejar en Richmond y desde allí cogimos el metro hasta el centro, esta vez para ver Oxford Street. Es como una calle Pelayo, pero a lo bestia. Recorrimos la calle de arriba a abajo hasta la hora de cenar, donde volvimos a China Town. Esta vez nos pedimos un bol de fideos con tropezones cada una, que no nos pudimos terminar porque aquello no era un bol, era una ensaladera. Al acabar, tampoco teníamos ganas de salir de fiesta, así que a las 12 de la noche corrimos a coger el último metro para volver a casa.

El domingo también nos levantamos temprano. El último día tocaba visitar Camden Town. Cogimos el bus (una vez que cogemos uno en Londres y resultó ser un bus normal y corriente, nada de los típicos buses ingleses rojos de dos pisos).

Además, por si no hubiera sido suficiente viajar durante media hora a través de calles llenas de baches, el autobusero conducía como el culo. Que estuve a punto de ponerme yo al volante y todo. El único coche que he conducido ha sido con el GTA, pero no hubiera sido nada comparado con los frenazos que metía ese animal!


* Se toma un trankimazin *

Llegamos a las 10 de la mañana y estuvimos un par de horas paseando por el mercado, pero yo me habría pasado allí todo el día. Recorrimos la calle principal y después nos desviamos hacia Camden Stables, la parte más grande del mercado que fue construida sobre los antiguos establos.




A la orilla del río, en Camden Town.




Devorada por un feroz león, en Camden Town.

Después de terminar de ver los establos y de que mi amiga sucumbiera a la tentación y se comprara unas botas a una de las muchas zapaterías de la calle principal, nos dirigimos a la parada del bus para volver a casa a recoger las maletas y salir hacia el aeropuerto.

Nuestro vuelo salía a las 17h, pero queríamos ir con calma y llegar bastante temprano al aeropuerto para tener tiempo de comer antes de tomar el avión. Fuimos al mismo pub-restaurante de la última vez, The Flying Horse, si no recuerdo mal. Yo elegí uno de los platos típicos ingleses: salchichas con salsa acompañadas de puré de patata y guisantes. No hace falta decir que la mitad de aquellas bolitas verdes y asquerosas las dejé, ¡evidentemente! ¡Tsss!

Nuestro avión salió con algo de retraso, pero a las 20h ya habíamos aterrizado en Girona. El vuelo de regreso se me hizo realmente corto, más que nada porque esta vez sí que me dormí, a pesar de las constantes interrupciones de la tripulación ofreciendo regalos, boletos de lotería, cigarros electrónicos y demás gilipolleces similares que no interesan a nadie, por no hablar del ruido perturbador de los motores y del resto de pasajeros comiendo como cerdos. Pero aún así fue un vuelo agradable.

A ver cuál será nuestro próximo destino. ¿Sugerencias? =)

¡Manda huevos!

Por dónde íbamos? Ah, sí! Pues bien, después de estar dos años en paro, un buen día de julio me llamaron. No una, ni dos veces, no. Tres! O sea... en dos puñeteros años nadie se dignó a llamarme, y en menos de dos semanas se me presentaron tres ofertas de trabajo! ¡Manda huevos! (de ahí el título de la entrada)

Recuerdo que la primera llamada fue del Ayuntamiento de un pueblo cercano al mío. Se había puesto en marcha un nuevo Plan de Empleo, y se estaban poniendo en contacto con todos los pringaos parados para hacerles una prueba y una entrevista. A mí me seleccionaron para la categoría de Programadora. No tenía nada que perder, así que me presenté a la prueba, que era dentro de dos días a las 4 de la tarde.

No podía ser a las 9 de la mañana, nooo. Tenían que hacer la prueba a las 4 de la tarde, con la comida en la garganta y a la hora de la novela (que por aquellas fechas ya no la hacían, pero sigue siendo La Hora de la Novela). Media hora caminando bajo el sol abrasador del mes de julio, y por una calle que, no es que hiciera subida... Es que un poco más y tengo que coger el piolet y los crampones como Jesús Calleja para poder llegar.

Total, que llegué jadeando (en aquel entonces aún no iba al gimnasio) y sudando como una cerda. Cuando ya estuvimos todos (serían unos 30 aspirantes en total, y yo era la única chica... Ah, no, espera, había una súper-divina-osea-de-la-muerte, que se las piró a media prueba diciendo que eso no era pa'ella).

Al cabo de un par de días me volvieron a llamar para hacer la entrevista. Las entrevistadoras eran dos chicas, una era simpática y la otra... bueno, digamos que ese día no había tenido su momento All Bran. Todo iba muy bien hasta que la simpática me hizo una pregunta práctica. Lo sabía perfectamente, pero en ese momento me quedé como Belén Esteban cuando le preguntan la tabla de multiplicar: me bloqueé y empecé a desbarrar.

Pero antes de cagarla más paré y volví a empezar desde el principio, con la consecuente cara de paciencia de la señora All Bran.

Después me hablaron del horario. Me dijeron que seguramente sería de 9 a 14, y me preguntaron si tenía ningún inconveniente. Les dije que me había matriculado para hacer un Ciclo Formativo de Diseño Gráfico y que me coincidía con el horario, y que me iría mejor que fuera por la tarde. La señora All Bran me miró con más cara de asco que nunca y me preguntó:
O sea que das más prioridad a los estudios que en el trabajo que te estamos ofreciendo?
Y yo, ni corta ni perezosa, dije:
Pozí
Esto fue un "Zas, en toda la boca". ¡Pero la poker face que se le quedó a la entrevistadora no tuvo precio!

El lunes de la semana siguiente me volvieron a llamar. Esta vez era del Ayuntamiento de Premià de Mar, donde vivo. También estaban organizando un Plan de Empleo y tenían que contratar casi 50 personas. Habían contactado conmigo para que cubriera también un puesto de Programadora. Tenía una entrevista el día siguiente, y la verdad es que me fue bastante bien.

Eso sí, los próximos días me pasé fatal. No es que quisiera ir de sobrada pero, ¿y si me seleccionaban en los dos ayntamientos? ¡No sabría qué elegir! Por suerte sólo tuve que esperar hasta el viernes (justo cuando salían los otros resultados). Llegan a tardar un poco más y esa perturbación habría acabado conmigo.

Y por fin llegó el viernes. Me dijeron que los resultados saldrían a través de la web, así que me pasé toda la mañana delante de la pantalla del ordenador, con los ojos inyectados en sangre, espuma en la boca y dándole a F5 cada 10 minutos.

Y así me lo pasé hasta el mediodía. A punto de entrar en combustión espontánea, abrí el PDF con el listado de los seleccionados, y entre los 50 DNIs, estaba el mío. Había conseguido el trabajo. Pero me quedó la misma cara que cuando se acabó LOST.

Por un lado estaba contenta, pero por otro me estaba cagando en todo (y sin necesidad de tomar All Bran). Hacía dos años que estaba en paro y, viendo que no encontraba trabajo de informática, decidí ponerme a estudiar diseño. Aunque no hacía ni dos meses que había superado la Prueba de Acceso, y que me había matriculado en un centro para estudiar Diseño Gráfico. Y ahora había encontrado un trabajo de lo que había estado buscando durante meses, y que coincidía con los horarios de los estudios. O sea que tenía que elegir y rápido, porque teníamos que comenzar el 15 de julio.

Después de estar todo el fin de semana dándole vueltas al tarro, decidí aceptar el trabajo. Una oportunidad así no se me volvería a presentar y el curso lo podría comenzar el próximo año.

Lo mejor de todo es que el mismo lunes me llamaron del otro Ayuntamiento diciéndome que me habían seleccionado. Pero ya había aceptado, e incluso había llevado la documentación que necesitaban para prepararme el contrato, o sea que les tuve que decir que no.

Puto Murphy y su Ley de los huevos!!!!!

* Se toma un trankimazin *



Hoy hace un mes justo que se me acabó el contrato, ya que sólo era por 6 meses. Pero ha sido medio año muy bien aprovechado. He aprendido mucho, he podido poner en práctica los conocimientos que tenía sobre Access y Visual Basic, ¡y ahora mi currículum ocupa media página más!

En parte es por eso que he dejado esto un poco abandonado. Me pasaba 5 horas seguidas delante del ordenador y lo último que quería era pasarme 5 más escribiendo gilipolleces en el blog.

¡Pero ahora he vuelto! ¡Temblad, malditos! ¡¡¡Muahahahahahaha!!!

martes, 15 de febrero de 2011

I'm back!

Pues eso, que ya vuelvo a estar aquí. Me habéis echado de menos? Yo tampoco.

Hacía exactamente 4 meses que no actualizaba el blog. De hecho, la última entrada que escribí fue el 6 de octubre, más o menos cuando empecé a ir al gimnasio. Sí, al gimnasio, habéis oído bien. Pero de este fenómeno paranormal hablaré más tarde.

Ahora tiramos más atrás, hacia el mes de julio del año pasado. O sea que ya podéis empezar a temblar, porque pienso escribir todo lo que he hecho desde entonces. Pero aún estáis a tiempo de huir. Si no quiere perder el tiempo miserablemente escuchando las estupideces de una tía que no interesan a nadie, apagad el ordenador y escapad de esta tortura. Claro que por esta regla de tres, también se debería apagar la tele cada vez que sale Belén Esteban en Sálvame y, ya ves, cada p*** Viernes tiene récord de audiencia.

Por otra parte, si tenéis unas cuantas horas libres y no sabéis cómo malgastarlas, continuad leyendo. O poned Telecinco, total, ¿qué más da? Yo seguiré siendo pobre y los tertulianos de los programas de cotilleos que se creen periodistas cada vez estarán más y más forrados.

Uhhh... ehhh... qué manera de hacer propaganda de mi blog, ¿eh? xD Pero mira, si no despotrico de algo no soy yo... Además, ahora hacía mucho que no escribía, de algo me tenía que quejar, ¿no? ¿Y qué mejor que ensañarse con esta gentuza que lo único que hacen es decir gilipolleces, jalar como cerdos durante el programa y putearse los unos a los otros echándose comida por encima? ¡Valeeeeee, ya paro!

* Se toma un trankimazin *

Como empiezo a estar inspirada y presiento que esta entrada será la hostia de larga, he decidido dividirla en varias partes, de manera que no se hará tan cansina, ni para vosotros ni para mí (que, aunque no lo parezca, tengo una vida más allá de este estúpido blog, afbhñawsfhbwawa).